Hola, Qué taaaal??? Espero que disfruteis leyendo este blog y que seáis vosotros los que me conteis a mi, cosas inesperadas.

Saludos!!


martes, 21 de diciembre de 2010

OTRA NAVIDAD

...llega la navidad.
El celofán estaba intacto, tan terso, tan brillante como si lu hubieran colocado ayer sobre las figuras de mazapán. Los polvorones protegidos por papel blanco, los mantecados alineados por los colores de sus envoltorios, los bombones de coco en su elegante abrigo dorado, los de licor en otro más llamativo o más vulgar, según se mire, rojo metalizado; brillaban a la luz de la cocina con una tenacidad desesperada, como si no se resignaran a su caducidad. La caja era rectangular, grande, y tenía demasiado cartón, porque un doble fondo de plástico dividía cada dulce en su correspondiente compartimento, esto reducía en un alto porcentaje el contenido que prometía su tamaño. A pesar de todo, era una de las grandes y Julia la encontró exactamente en su sitio, donde debía estar, en el armario de los productor culinarios inclasificables, entre un bote de pimienta y unos sobres de gelatina incolora que debió comprar alguna vez para hacer una tarta que nunca hizo. Ahí estaba, ahí estuvo en enero de este año que termina, y en abril, cuando estalló la primavera. Los calores de junio y la cuesta de septiembre la encontraron en el mismo sitio, y por ella pasó octubre distante y lluvioso, noviembre con sus nieblas y su sol, y otra vez diciembre, frío y destemplado, ruidoso y luminoso, festivo y alegre, pese a todo. Ahí estaba, ahí estuvo, pero ella no la vio. No la había visto hasta hace un par de semanas.
Aquella mañana Julia volvió del supermercado con una bolsa llena de pequeñas dosis de navidad comestible. Todos los años intentaba retrasar al máximo la tantación y esta vez lo había logrado. Papá Noel debía estar apurandose en el gimnasio para poder bajar por las chimeneas cuando se decidió a afrontar los escaparates llenos de mil y una almendras. Siempre es consciente de que compra más de la cuenta, y asume en silencio su incapacidad de elección entre el turrón duro y el blando, entre los polvorones y el mantecado, entre el guirlache y el mazapán. Luego también, como siempre, reparte todas las pruebas de su indecisión en una bandeja, la misma que utilizaba su madre cada Navidad, y con el ánimo un poco maltrecho por esa coincidencia fue a guardar el resto. Entonces la vio, una caja grande, nueva, intacta, envuelta aún en un pelicula de papel trasparente. En uno de los lados tenía un rectángulo blanco, y en él, una fecha impresa con tinta negra, consumir preferentemente antes de noviembre de 2010, decía.
Tardó un buen rato en cogerla, en tocarla, en abrirla. Estaba atónita y asombrosamente triste. Era una simple caja de polvorones, nada más que una caja de polvorones, pero llevaba un año ahí, esperando a que la abrieran y a que la vaciaran, y ni siquiera la habían visto. Parece una tontería. Julia sabe que es una tontería, y sin embargo, en ningún otro momento, ni siquiera cuando sacó la bandeja de su madre para cubrirla de productos como hacía ella, llegó a experimentar una tristeza semejante. Piensa que el tiempo pasa rápido, y tenemos tantas cosas que nos sobran, y tan poca capacidad de controlar lo que sucede a nuestro alrededor , que a veces parece que la vida se concume sola, en el tercer estante de una cocina, en un lugar que vemos sin alcanzar a mirar lo que contiene. Por eso, para el año que empieza, Julia desea lo mejor y, al menos, que cuando haya acabado el invierno, y se haya consumido el verdor de la primavera, y el verano haya cedido su espacio al otoño, y diciembre vuelva a la carga con sus canciones sentimentales y sus luces de colores, no se vuelva a encontrar en ningún armario ninguna caja cerrada, estéril, caducada.

¡¡Feliz Navidad a todos!!


AG

sábado, 11 de diciembre de 2010

AUNQUE ESTÉ ROTA, VIVO

...desde aquí mi sencillo homenaje.



Hoy estaba, pero no estaba. Me faltaban todas mis ganas. Tantas lágrimas en mí, tan cansada y sola en medio de este cruce de caminos. Estuve buscando y buscando, sin embargo no logré encontrar nada y volví a tropezar. Sin fe, sin salida a lo que siento, quise estallar para poder olvidarme de todo.
Hoy estuve sin fuerzas para seguir, tan perdida que mis preguntas no encontraban las respuestas. Me sentía cada vez más chiquitina, chiquitina. Más pequeña que nunca. No pude escapar de estos sentimientos.

Menos mal, que por instantes, en esta mierda de vida, apareces con el sonido de tu risa. Menos mal, que me abrazas para que luego pueda besarte lentamente. Menos mal que estas en mi, conmigo. Menos mal, que en tu puerto puedo descansar. Menos mal, que si naufrago, sé que tu me salvarás. Menos mal que tu me besas para que pueda entregarme por completo. Menos mal que estás en mí. Menos mal que me encontraste. Menos mal que me queda tu puerto para descansar.

Ahora lo sé. Aunque esté rota, si estás conmigo, estoy viva.


Para M.X

lunes, 6 de diciembre de 2010

LAS MEMORIAS DE MATILDE

...vuelve el recuerdo.

Matilde piensa en su vida. Se ha sentado en una mesa, al lado de la ventana, y ha pedido una coca-cola sin cafeína en lugar del café de todas las mañanas. Cuando Matilde renuncia al café es que no tiene un buen día, o que en su paladar resucita la amargura de una vida entera, ese regusto abrasador, polvoriento, que no cede al aparente entusiasmo de un tumulto de burbujas. Matilde se resigna, aparta el vaso, piensa en su vida.

No es una tarea fácil, porque su primera memoria es como un rompecabezas al que le faltan piezas. Ella no tiene recuerdos infantiles de su padre, tampoco de su madre antes de los seis años. Más allá, sólo recuerda a su abuela, que siempre iba vestida de negro en casa, pero se ponía vestidos de colores para llevarle a los comedores del Auxilio Social. Ahora se estremece al recordar aquel luto vetado, sigiloso, secreto, pero entonces le parecía normal. Bastantes problemas tenemos ya, decía su abuela, y ella, que no entendía nada excepto eso, que les sobraban los problemas, ni siquiera se atrevía a preguntar.

Cuando su madre salió de la cárcel no la reconoció. Llevaba tanto tiempo aguardándola, soñando cómo era, mirando sus fotos todas las noches, que creía que su encuentro sería como la escena de una película; pero no pudo evitar que aquella mujer delgada, cansada, mayor, que le cogió en brazos con dificultad y los ojos llenos de lágrimas, le pareciera una extraña. Ocho años después, cuando salió su padre, todo fue más fácil. Ella ya era una mujer y había tenido mucho tiempo, demasiado, para preparar aquel encuentro.

Entonces, Matilde ya sabía que ellos eran comunistas: comunista su madre desde la adolescencia, comunista su padre desde la guerra, comunista su abuelo hasta que lo fusilaron en las tapias del cementerio del Este, comunista su abuela, para quien era peligroso llevar luto por él. Eran comunistas, y por eso ella nunca sabía cuánta gente iba a comer en su casa cada día; ni para quién eran los bizcochos, las rosquillas que las mujeres
hacían al volver de trabajar; ni a quién podía encontrarse durmiendo en su cama a media tarde. Porque eran comunistas, y ser comunista era eso, dar y darse, ayudar, compartir, arriesgarse. Ésa era, al menos, la vida de Matilde.

Si hubieran sido católicos, piensa ahora, los habrían beatificado. Si hubieran sido anarquistas, caerían muy simpáticos. Si hubieran sido fascistas, nadie tendría el mal gusto de recordar su pasado. Si hubieran sido socialistas, habrían sido admirables. Pero eran comunistas, y fueron, y eran, y son, y siguen siendo, y siempre serán culpables. Qué curiosa es la vida, piensa Matilde, y piensa en la suya, y en la de quienes una vez llevaron la misma camisa, la misma boina, el mismo uniforme que los asesinos de su abuelo, y ahora son más inocentes, más comprensibles, menos peligrosos que los cadáveres de sus víctimas. Qué curioso el destino, piensa Matilde, y piensa en su vida, y en la de tantos otros, asesinados, presos, exiliados, arruinados, avasallados por la historia, condenados a llevar sobre la cicatriz eternamente abierta de su memoria el peso de unos crímenes que nunca cometieron. Qué curioso país éste, piensa Matilde, donde el saldo de una vida entera vale menos que un instante de arrepentimiento, y la etiqueta patriótica que sirve hasta para identificar las naranjas, nunca se usa para distinguir a un luchador patriota de un tirano extranjero.

Matilde piensa en su vida, la de una mujer que nunca ha matado a nadie, que no tiene recuerdos de su madre antes de los seis años ni de su padre antes de los catorce, que no conoció a su abuelo ni vio a su abuela de luto por la calle, que nunca sabía cuánta gente iba a comer en su casa ni quién estaría durmiendo en su cama a media tarde; que nunca dudó del nombre, de los apellidos del enemigo, ni de una fe que más les habría valido a todos no tener, y a la que, sin embargo, jamás renunciaron. Ella tenía esperanzas, llevaba muchos años esperando a que alguien contara la otra parte de la historia, la única parte que ella puede contar, la única que vivió, la única que conoce. Dar y darse, ayudar, compartir, arriesgarse, y entrar y salir, y volver a entrar y volver a salir, y pasarse la vida entrando y saliendo de la cárcel. Pero ve la televisión, lee los periódicos, mira los escaparates de las librerías, y aprende, a su edad, que ésa es la parte de la historia que, por lo visto, no le interesa contar a nadie.

Matilde piensa en su vida, en la vida de los comunistas españoles, que nunca tuvieron más poder que el de rendirse, y nunca lo hicieron. Sabe que en otros países las cosas fueron de otra manera, pero esa historia no es la suya. Aunque nadie quiera saberlo.

AG

domingo, 21 de noviembre de 2010

EL SILENCIO DE LA AMIGA

... lo vivido, lo pensado, lo imaginado... Da para un relato.

–Es que no la entiendo, te lo digo de verdad, que no puedo más…

–Pues anda que yo… Como ha podido hacer eso. Mira que se lo avisamos. Bueno, por lo menos yo se lo avisé. Pero que no nos haya dicho nada. Pues menos mal que somos sus amigas que si no. Qué lástima, con lo bien que estaban. Pero bueno, ella sabrá. Pero eso sí, que no nos mienta

–¡Huy, eso que no nos mienta! No se puede consentir, que para algo estamos nosotras digo yo…

Ella oye hablar a sus amigas y no dice nada. No podría hacerlo, porque hace muchos años que tiene muy claro que la verdad, a veces, no se dice. Cuando era pequeña se quedó sin amigas por hablar con ellas, pero ya había dejado de ser una niña, o eso creía entonces. Ahora, después de cumplir los treinta años, ya no está tan segura de poder decir lo que piensa. Ahora, desde hace algún tiempo, se siente, en ocasiones, casi más sola que entonces, cuando no era más que una cría inexperta y torpe que había cumplido doce años.

– Toda la vida haciéndose la víctima, toda la vida con chicos de aquí para allá, y disfrutando, y claro…

–Si es que algunas no saben vivir de otra manera. Y no es que me moleste que salga a tomar copas y ligue, que ya es mayor.

–Ya, pero es que una cosa es una cosa y otra esto.

Desde que no ve a sus amigas todos los días, se acuerda mucho de ellas. Quizá nunca ha dejado de hacerlo, pero ahora es más consciente. Ahora, cada vez que ve a alguien disfrazado por la calle, se acuerda del color azul; cada vez que escoge tomates de ensalada de un color peculiar, para hacerse un bocadillo de jamón; cada vez que fríe las croquetas, mete un pizza al horno, come tortilla de patata, se acuerda porque eso lo hacía con sus amigas. Y no es sólo eso.

A menudo piensa en sus amigas de entonces. Y no sólo porque lamenta que ya no pueda verlas tanto como antes. Sino porque se siente mal, siente que las cosas han cambiado, que ya nada es como antes, que ya no van en bici, ni se hacen bocadillos de media barra en el recreo. Lamenta que todo haya cambiado tanto para comprobar que, al fin y al cabo, la vida de sus amigas no se parece mucho a la suya, aunque hayan estudiado en el mismo colegio, aunque piensen lo mismo, aunque siempre hayan estado juntas, aunque las quiera, aunque las quiera tanto como antes. Qué pena, que las cosas hayan cambiado…

–Pero eso da igual, yo no tengo novio y también me gusta salir y conocer tíos, hasta enrollarme con alguno si me gusta.

–Yo no lo entiendo, una tía como ella, con lo que ha estudiado, con lo que ha luchado…

–Es que llegar a ese punto… Yo no digo que sea malo, pero…

Ella se calla, mira a la que acaba de hablar, y le dice en silencio que es muy bueno. Buenísimo. Lo sabe porque cree en la amistad profunda, en la libertad de cada uno para decir lo que quiera, para hacer lo que quiera, para actuar como quiera. Cree en la amistad que apoya, acompaña, complace… Quiere a sus amigas, pero también las echa de menos. Tantos años después, ahora que ya no le hace falta callarse, porque sus amigas ya la conocen, saben como es, sus ideas, lo que piensa, las sigue echando de menos, quizá más que hace unos años, más que nunca, mientras escucha hablar a sus amigas en la playa, todas las tardes, y todas las tardes calla.

viernes, 19 de noviembre de 2010

SOFÍA

... algo te conmueve.



Me llamo Sofía, y desde niña he oido que es nombre de reina. Me llamo Sofía, como los pasos oscuros de mi abuela, antes que un tren me dejara sólo un nombre y un vacio en la memoria. Me llamo Sofía, como el conocimiento, me recuerdan aquellos quienes saben dos o tres palabras de griego y tienen muy poco que contar. Me llamo Sofía, y nunca me dicen como Coppola, como Magso, como esa de Kill bill a la que le cortaban los dos brazos. Me llamo Sofía, y pido disculpas por no tener a Jostein Gaarder en mi mundo, por no querer estar en el candelabro, por no tener de Bulgaria más que una postal que no era para mí. Me llamo Sofía, y desde niña he oido que era nombre de reina y también que por allí, de donde vengo, llueve mucho y que los niños ya no saben jugar, y tantas otras conversaciones de ascensor... Por eso, para dejarnos de tanto tópico y tanto rollo monárquico quisiera llamarme de vez en cuando Dolores, Virginia, Margarit... y hablar también de revolución.

Sofía Castañón (poeta asturiana)

lunes, 15 de noviembre de 2010

LAS ROSAS DE LA FELICIDAD

... es lunes. Hoy ha llegado a casa cansada. Al entrar en la habitación ha tirado el abrigo sobre la cama y se ha quitado los zapatos. Así, descalza, ha ido hasta la cocina y ha comenzado ha preparar su tila. Estaba nerviosa. Cuando el microondas ha anunciado que el agua ya estaba lista han llamado a la puerta. Al abrir se ha encontrado como hace casi un año al chico de la floristería con un gran ramo de rosas rojas.



El primero llegó el día de su cumpleaños. 37 rosas rojas sin trajeta. En ese momento pensó que alguien se había olvidado de ponerla y dio las gracias en voz baja por ese regalo. El mes siguiente al de su cumpleaños, el mismo día y más o menos a la misma hora volvió a llegarle otro ramo de rosas rojas de manos del chico del reparto de la floristería de la esquina. Ese día tampoco llevaba tarjeta, y eso le inquietó bastante. Llamó a su hermana que le quitó importancia, como tampoco se preocupo su mejor amiga.



El ramo de hoy ya era esperado. Marisa ya se había acostumbrado a tener un ramo de rosas rojas cada día 24 de cada mes. Había pasado un mes desde que recibiera el último y un año desde el primero.



Era 24 de abril, y Inés cumplía 38 años. Llegó a casa nerviosa. Por la mañana había llamado a su hermana y a su amigas para comunicarles que no quería cena du cumpleaños, que estaba cansada, que era mejor dejarlo para otro día. Marisa no estaba cansada, estaba nerviosa. La tila de esa tarde no le sirvió de nada, fue derecha al minibar y se sirvió un whisky doble. Después parecía más tranquila, pero no lo estaba. Ella misma pensó lo tonta que era. ¿Cómo podía esperar con tanto ansío el regalo de alguien que ni siquiera conocía?. Se sentó en la butaca del salón e intentó leer un rato, pero era imposible concentrarse. Su regalo siempre llegaba a las siete y ya eran las ocho. Encendió la tele más nerviosa que antes. Ni siquiera adivinó las preguntas de aquel concurso que tanto le gustaba. Con las letras finales del programa miró el reloj, ya eran las nueve y sabiendo que la floristería de su barrio cerraba a las ocho, dejó de estar nerviosa. Ahora estaba triste. Tan triste que al día siguiente lo catalogaría como el cumpleaños más triste de toda su vida. No cenó y a las diez ya estaba en la cama.



Los días pasaban y su hermana y su amiga la notaban más triste cada día, se estaban comenzando a preocupar.



El 7 de mayo cuando llegó a su casa tras el trabajo, ya no esperaba nada de nadie, así que no se hizo ninguna tila. Estaba claro que había sido algo puntual de alguien que se había querido reír de ella. A las siete y cuarto en punto, sin esperarlo, sonó el timbre y a ella se le volvió a poner una sonrisa en su cara al ver lo que tenía delante. Un ramo de rosas rojas le esperaba para ella. Lo abrazó y fue con el hasta el sofá. Tras olerlo comenzó a contar las rosas, había 38. También descubrió para su sorpresa que esta vez las rosas llevaban tarjeta. No sabía si quería leerla o no. Pero acabo abriendo el sobre. "Lo siento. He estado en el hospital. Estoy enfermo".



Sintió el impulso de llamar a la floristería de su barrio. Pero prefirió ir ella directamente.



-Me gustaría saber quién me manda el ramo- le dijo al chico que se lo había llevado a casa.

-Sí, claro. Nos dio su consentimiento-dijo con sonrisa cómplice.



Esta noche ha dormido de un tirón y mejor que nunca. Hasta ha soñado. Ha ido a la casa del señor que le mandaba rosas y al otro lado de la puerta ha descubierto a un hombre de unos 45 años, alto y atractivo. Se han dado un abrazo y la ha invitado a pasar. En el momento que se ha cerrado la puerta, se ha despertado.

Qué lástima que haya sido un sueño, piensa. Ella nunca ha tenido ni tendrá la fuerza suficiente para presentarse en esa casa pero ahora, por lo menos, cada vez que le llegué un ramo de rosas rojas sabrá que las manda Roberto, su primer novio.

lunes, 8 de noviembre de 2010

SURREALISMO MONJIL

... hay un incidente con la puerta.




Podría haber pasado cualquier domingo de cualquier mes en cualquier residencia de estudiantes de España. Sin embargo, pasó un domingo de octubre en la residencia donde vivo desde hace algún tiempo. Mi residencia es de monjas, que con generosidad y paciencia nos hacen la estancia lo más agradable posible. Ese domingo había misa y cena para todas las residentes y Sor Antonia vino a buscarnos para decirnos lo que teníamos que hacer por la noche durante la fiesta.

Estábamos en la sala de la televisión, una habitación común con sillones alargados de cuero marrón colocados en semicírculo en torno a la tele, cuando Sor Antonia vino a buscarnos.

-¿Podéis bajar?, es un momento, solamente para explicaros lo que tenéis que hacer.

Estábamos con los ordenadores y para evitar imprevistos tales como robos, cerró la puerta con el pestillo del pomo para abrirla después con la llave. Dejando los portátiles dentro y la tele encendida bajamos al primer piso para recibir las instrucciones.

Cuando regresamos de nuevo a la sala, Sor Antonia sacó su llave, la metió en la cerradura y la giró, pero la gran puerta de cristales no se abrió.

-No os preocupéis- nos dijo-voy a buscar a Sor Ana que tiene llave maestra.

Al poco rato apareció con ella y con la llave, intentó abrir y la cerradura tampoco respondió. Se fueron, dejándonos frente a la puerta, en busca de alguna herramienta y antes de que llegaran ya habían aparecido tres monjas más para probar sus respectivas llaves. Ninguna abría la puerta y en el interior, la tele nos hacía llegar los diálogos de la película de la tarde.

Ya estaban Sor Ana, Sor Antonia y tres monjas más cuando apareció una sexta. Esta traía un pequeño destornillador con el único fin de hacer palanca.

-¿Con esta mierda de destornillador piensas abrir?-dijo Sor Ana haciendo una mueca.

Este comentario hizo que todas las que allí estábamos estalláramos en risas.

El pequeño destornillador no hizo ningún efecto en el pomo de la puerta. Así que a Sor Antonia no se le ocurrió otra cosa que comenzar a dar patadas al estilo de Yaki Chang.

No podía parar de reír, la escena era surrealista. Seis monjas alrededor de una puerta que no se abría.

Una monja trajo un martillo y con el destornillador en la cerradura comenzaron a dar golpes. La madera se astillaba y la puerta seguía sin abrirse. Mis ojos empujados por la fuerza de la risa no podían parar de llorar. En medio de los martillazos y viendo que la puerta no cedía, una de ellas preguntó.

-¿Cuál es el santo de los imposibles?

Otra voz, que sonó más fuerte contestó rápidamente.

-¡Santa Rita!

Por lo que dijo más tarde, lo supo tan rápido porque es la patrona de su pueblo.

Me volvió a entrar la risa que se había calmado por momentos.

Los martillazos volvieron a sonar en medio del alborozo. Cuando sonó otra pregunta.

-¿Y el de la paciencia?

-El Santo Job- dije en medio de mi risa. Todas las mojas me miraron estupefactas.

La puerta no se abría, las chicas no podíamos parar de reír y todas las monjas intentando lo imposible.

Una bombilla, de esas que se encienden cuando menos te lo esperas en la mente, se encendió en medio de mi hilaridad. Si la puerta tiene dos hojas, de alguna manera se podría abrir. La luz que me iluminó hizo que pensara en la pestaña que sujeta una parte al suelo y deja abrirse a la otra. Les dije a las monjas que me dejaran probar a ver si podía.

Una de mis amigas hizo palanca en la parte móvil y pude subir la pestaña del seguro de la parte de abajo. Hicimos la misma operación en la parte superior. Un pequeño empujón y la puerta se abrió.

Todas las monjas se quedaron de piedra. Habían empujado, dado patadas, martillazos y no habían conseguido nada. La clave estaba simplemente en levantar un par de pestañas.

La puerta quedó destrozada y al día siguiente el pobre chico, que se encarga de los arreglos, tuvo que pasarse toda la mañana arreglando el estropicio que se había formado la tarde anterior.


lunes, 1 de noviembre de 2010

LA NOVICIA REBELDE

...un lunes con relato.



Siempre he estado segura de mi vocación.
Entré al noviciado con 22 años y nunca, en los tres años, he tenido ninguna duda.

Soy una chica normal, siempre he sido una chica normal. Tengo amigas de todo tipo y me gusta salir con ellas. Salimos los fines de semana y vamos a cenar o a tomar una copa. Lo paso bien con ellas. Son divertidas y sociables lo que hace que tengan un imán para atraer a chicos bastante guapos.

Antes de entrar al noviciado me hice una pregunta: “¿Quiero dar mi vida para formar una familia o dársela a la gente?”. Elegí la gente. Siempre he querido estar cerca de todos aquellos que me necesitan, de los más desfavorecidos.

Soy consciente de que soy una chica joven, y según dicen los que tengo a mí alrededor, también soy atractiva. Tengo el pelo moreno y la piel teñida del sol del verano todo el año. Muchas veces, en esas salidas nocturnas, ha habido chicos que han querido ligar conmigo, sin embargo no les he hecho demasiado caso y acababa partida de la risa viendo la cara que ponían cuando les contaba a que me dedicaba. “A la gente”, les decía, y huían despavoridos. Tal vez hacía esto porque estaba segura de quién era y de quién estaba dispuesta a ser.

Toda mi vida estaba tranquila, hasta que llegó una semana lluviosa de finales de octubre. El agua arrastró con ella toda la tranquilidad. Por una alcantarilla se escapó mi sosiego y al río fue a desembocar mi calma. Una sola semana bastó para que todas las certezas se escaparan y llegaran las dudas a mi ser igual que llega el sol después de la lluvia. Una semana bastó. Un chico encantador fue suficiente para echar mi puerta abajo.

Lo conocí en esas noches de algarabía fiestera en una de las discotecas más grandes de Sevilla. No podía dejar de bailar, junto con mis amigas, la canción que había estado sonando durante todo el verano. Una canción que bien podría ser de cualquier concursante de Operación Triunfo. Fue en medio del estribillo cuando noté su mano en el centro de mi espalda. Al girarme lo vi. Al verlo, la canción estival dejó de sonar, la gente de alrededor se convirtió en estatuas de sal, las luces se apagaron. Tan sólo un foco de luz blanca iluminaba su cara. Conservaba el moreno del verano, facciones muy marcadas, barba bien afeitada y previsiblemente muy suave. Su boca era grande y sus labios carnosos. Sus ojos claros hacían que la luz espejara y volviera a su punto de partida. Fue un momento, tan sólo unos segundos lo que tardó en recorrerme una extraña sensación de cosquilleo.

Los acordes de la siguiente canción fueron los que me hicieron reaccionar, ahora mis amigas ya bailan al ritmo y las luces habían vuelto a encenderse. Su cara estaba más cerca de la mía. Su cuerpo estaba más cerca del mío. Estaba segura que tras la ropa se encontraba un cuerpo fibroso sin el menor indicio de grasa. No dijo mucho, tan sólo me preguntó mi nombre, y seguimos bailando toda la noche.

El lunes, justo antes de empezar las clases me llegó un ramo de flores. Lo recogió Sor Angustias, la hermana que siempre está en portería. Por suerte pude esquivar su curiosidad, diciéndole que la semana anterior había sido mi cumpleaños y era un regalo que llegaba con retraso. El martes ya no pude disimular y fingí que iba a llamar a la floristería porque se habrían despistado. El miércoles llegó con tarjeta. Un pequeño sobre muy bien escondido entre las flores. “Queda conmigo esta tarde o llámame y hablamos. 615897625.Jaime”. Estaba claro que no iba a seguirle el rollo, metí las flores en un jarrón, las llevé a la capilla y continué mi tarea. El jueves volvió a llegar con la misma nota igualmente resguardada de miradas curiosas. Está vez, no pude evitar hablar con Sor Asun, la superiora de mi comunidad. Estaba claro que algo pasaba y ya había llegado hasta a los oídos más sordos. Después de una leve reprimenda acompañada de preocupación, decidí llamarlo y arreglar el problema.

Antes de decirme cualquier otra cosa dijo:

-¡No hablaré contigo hasta que no quedes a tomar algo!- lo dijo rápido, antes de que yo pudiese hablar.

-Necesito hablar contigo.

-Esta tarde a las cinco en el café central.-y colgó sin darme tiempo a que dijese nada.

He llegado al café y ahí estaba él. Vestía sencillo y elegante, una camisa de cuadros finos azules y unos vaqueros. Nada en él parecía diferente a la primera vez que lo había visto. Sin embargo, todo era ya diferente.

De regreso a casa, me he vuelto a hacer la pregunta que me había hecho diez años atrás. “¿La familia o la gente?”. Por primera vez en mi vida he tenido dudas.

jueves, 21 de octubre de 2010

CREENCIAS

...me preguntan en qué creo.


Pues creo en la libertad, una libertad todopoderosa, hija de la inteligencia y la imaginación. Creo en la Constitución, que aún con puntos que no me gustan, es como las grandes escrituras de los demócratas. Creo en un mundo sin guerras, sin cárceles, sin fronteras... Creo en el amor, creo que no hay límites, ni códigos, ni fronteras para dos seres que se unen en una vida o en una habitación. ¿En qué mas cosas creo? Creo en la paz y creo en mundo futuro en el que salgan claveles blancos del tallo de los misiles y en que los niños puedan jugar sobre sus tanques de juguete, aunque en realidad sean de verdad. Creo en la república. Creo que todos los seres humanos de este mundo tienen derecho a la paz, al respeto o a la educación, sean de Aragón o de Talca, negros o blancos, chinos o cheyenes. Creo en la alegría de la cerveza. Creo que una iglesia distinta es posible. Creo en la fuerza revolucionaria de la palabra y de la poesía. Creo en la necesidad de cultura como un camino hacia la libertad. Creo que si a una piedra se le habla con amor responde. Creo que el fonde de los mares es para el coral y no para los submarinos nucleares. Creo que la luna debe seguir siendo para los enamorados y los solitarios, no para bases de lanzamiento. Creo que la tierra debe seguir siendo el tercer planeta del sistema solar y no un hueco vacío en el espacio. Creo en la amistad de las personas, una amistad sólida y duradera.


No sé, igual por todo lo dicho creerás que soy una loca. ¿Y tú, en qué crees?

domingo, 19 de septiembre de 2010

EL BEDUINO

...se va alguien importante para tu tierra.

Me vas a perdonar, pero no te voy a recordar "como un árbol caído, como un pájaro herido, como un hombre sin más". Te recordaré como un maestro que nos ha ayudado a crecer, a prosperar. Y un maestro de este tipo nunca es "un hombre sin más".

No puedo hacer nada más que agradecer todo lo que diste. Nos hiciste sentir orgullosos de ser diferentes, de ser lo que somos. Da igual si no te entendieron en Madrid, porque nosotros sí que te entendimos y además perfectamente. Etuvimos orgullosos de tenerte allí para defendernos, por otro lado, nadie lo habría hecho mejor.


Después de todo, como tú dijiste, a pesar de ser solo "como la humilde adoba que cubre contra el tiempo la sombra del hogar" igualmente tenemos que entender que "somos, igual que nuestra tierra, suaves como la arcilla, duros de roquedal". Nosotros sabemos perfectamente lo que eso significa y con eso nos basta.

Gracias siempre por todo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

BRINDIS

...la peña se merece un brindis.
Brindo por mis amigos, por los lejanos y cercanos amigos, por los fieles y verdaderos. Por los que hacen, corazón a corazón lo que soy. Brindo por la gente, que como yo, tiene un montón de amigos.
Una cerveza, va por vosotros!!!!

jueves, 16 de septiembre de 2010

¿NOS EXPRIMIMOS?

...tienes que reflexionar.


El único pecado imperdonable es no vivir. Entregarse a una muerte anticipada mientras la sangre corre todavía por nuestras venas, porque vivir no es solo estar en la vida. Vivir es participar en la fiesta, actuar, ser protagonista, elegir un papel e interpretarlo con autenticidad y convencimiento. Vivir es ser y conocer. Saber por propia expericiencia que es el amor, a que saben los besos, que se siente cuando un amor se olvida. Vivir es saber por propia experiencia que es la pasión y que se siente cuando nos atrapa. Que se siente cuando un amigo nos pone la mano en el hombro cuando llega el momento de una despedida, cuando tropezamos y tenemos que levantarnos y volver a la lucha. Vivir es estar vivo y parecerlo, saltar cada mañana de la cama como si todo fuese nuevo, como si fuese el primer día. Aprovechar cada momento como si fuera el último porque el instante que se va no vuelve.

No tenemos que dejar que nadie nos niegue nuestro derecho a vivir, mientras el cuerpo aguante exprimimamos la vida.

domingo, 5 de septiembre de 2010

¡¡¡GENIALES!!!

...recordamos.




Alguien dijo una vez, que todos somos geniales hasta los siete u ocho años. Pero que luego tratamos de parecernos a los otros, buscamos la mediocridad y casi siempre acabamos lográndola. No nos empeñemos en ser mediocres si podemos ser geniales. Procuremos ser nosotros mismos, no hagamos lo mismo que todos, no digamos lo que dicen todos, no pensemos lo que piensan todos, no alimentemos las mismas mentiras y la misma basura que todos, no nos conformemos con ser unos borregos mediocres si podemos ser GENIALES.

Jesús Quintero>

jueves, 2 de septiembre de 2010

DUDAS

...tengo dudas que me cuesta responder.


Siempre me estoy preguntando, pero pocas veces os pregunto a los que estais a mi alrededor lo que yo me pregunto. Ahora me gustaría lanzar unas cuantas preguntas al aire.

¿Por qué es tan dicífil aceptarse tal como uno es? ¿somos nuestros peores enemigos? ¿en general, tenemos un mal concepto de nosotros? ¿nos vemos peores de lo que somos? ¿por qué nos complicamos tanto? ¿por qué sufrimos tanto? ¿por qué vivimos tan mal? ¿Qué se puede hacer para no sufrir? ¿para qué sirve el sufrimiento? ¿hay algún secreto para vivir mejor y ser un poco más felices? ¿por qué nadie se fia de nadie? ¿Vivir no es más fácil, más natural que todo esto?

Ójala alguien de vosotros pueda ayudarme...

jueves, 8 de julio de 2010

NUEVA MAESTRA, NUEVOS AMIGOS

...necesitas a alguien que no está y de repente te das cuenta que hay otra que la suple perfectamente.

Cuando la conocí yo no era consciente de cómo iba a cambiar mi vida. No imaginaba como me iba a dar el pistoletazo de salida para llegar a ser hoy quien soy. Alguien me dijo una vez que la vida rima, y qué razón tenía!!!

La vida está llena de enlaces que al final te llevan a lo que ya has vivido.

Sin ella saberlo, se despidió de mí una mañana y nunca más volví a verla. Para mi suerte me dejó una nueva referencia. Yo seguí muy conscientemente esta referencia. Y de ser una profesora de francés pasó a ser una maestra para mí. Ella me presentó a gente que merece la pena. Ahora, y gracias a estas dos maestras de mi vida, tengo un grupo de amigos. Unos amigos a los que he aprendido a querer poco a poco, quizá por esto los valoro más. Nos vemos de verano en verano y seguimos formando un grupo sólido y compacto.

Me encantaría poder tener enfrente a esa primera mujer que cambió mi vida, la primera que me dio nestea en polvo y me dijo que daba igual cantar mal que lo importante era cantar. Me gustaría agradecerle todo.

A veces me suceden cosas curiosas, cuando estoy con mi nuevo grupo de amigos, me acuerdo de ella. Entonces puedo ver su "de nada" en cada sonrisa y en cada lágrima de cada uno.

Ojalá estuviera cada verano en el campamento, solamente para tenerla cerca, a mano, y cantar desafinando juntas.
Para: Reyes y Mª José

miércoles, 16 de junio de 2010

REFLEXIONES

...Reflexión de Marta Fernandez de Pinedo (Protagonista de mi novela).





Me gustaría que cada noche fuera un principio y un fin. Odio la rutina, los compromisos, la obligación de ser fiel a la imagen, de tener que comportarme como otros esperan que me comporte. No quiero ser un loro, no quiero representar el mismo papel cada día. Quiero que cada día sea distinto. A veces, me da la impresión de que me dejo llevar, de que no hago lo que yo quiero sino lo que de mí se espera. A veces, me pregunto si es esto lo que busco, lo que buscaba cuando llegué, si era esto lo que yo quería. Me gustaría empezar de nuevo cada día, me gustaría olvidarme de lo que ayer pensaba. El pasado es pasado, hoy es hoy, esta noche es esta noche.

domingo, 6 de junio de 2010

BANDERAS EN EL CORAZÓN

...otro relato.


"Vivir es ir doblando las banderas"
LUIS GARCÍA MONTERO


Todo ocurrió cuando descolgué el teléfono una mañana lluviosa de abril. La noticia me la dio mi padre, la abuela está en el hospital, fue lo que dijo. Con esa frase clara y contundente mi cuerpo empezó a temblar, fui a la cocina y me tomé un vaso de leche con miel muy caliente, casi ardiendo, con la esperanza de que pudiera relajarme.

Esa noche no pude dormir, pensé en la abuela y en todos los momentos de mi infancia que había vivido con ella. Los veranos en la casa del pueblo nunca pude, ni quise olvidarlos, sus camas siempre tenían sábanas muy blancas. Cuando la abuela las lavaba y las tendía en la terraza yo siempre imaginaba que estaba en el cielo junto a las nubes. Lo mejor del verano en casa de la abuela eran los domingos cuando venía a despertarme, habría las ventanas y se metía en la cama conmigo, ella siempre me decía “Hoy va a ser un día maravilloso” y siempre lo era.

Cuando me levanté de la cama, después de estar toda la noche sin dormir, llamé al colegio donde trabajo desde hace dos años, le dije a Juan, el director del centro y mi ex marido, que no podría ir, que tenía que ir a Zaragoza, que la abuela estaba en el hospital. Juan no se molestó ni en preguntar qué había pasado, como tampoco le había importado el daño que me había hecho al irse de casa sin dar ninguna explicación.

Cuando llegué a Zaragoza después de tres horas de viaje fui directamente al hospital, cuando estaba frente a la puerta cerrada de la habitación el miedo se apoderó de mí y no sé de donde saqué fuerzas pero mi mano derecha empujó el picaporte hacía abajo y abrió la puerta. Allí estaba mi abuela, la madre de mi padre y el ser más maravilloso que ha pisado la tierra.

Cuando ella me vio abrió los ojos más que nunca y con cierta torpeza me tendió su mano, yo la cogí de inmediato y así estuvimos cogidas de la mano, con los ojos cerrados y sin decir nada durante varios minutos. Cuando las dos volvimos a abrir los ojos, yo pude ver en los suyos un brillo especial, antes de que yo pudiera decir nada ella habló:

- ¡Cariño, cuantas ganas tenía de verte! –dijo con una voz muy suave, casi susurrando.

- Yo también quería estar contigo yaya –dije esto mientras me tumbaba en la cama junto a ella, como los veranos que pasaba en el pueblo.

- Hija, tengo algo que decirte y que no sabe nadie, ni siquiera tu padre, no es fácil y si te lo cuento a ti, es porque creo que puedes ayudarme y porque eres la única en esta familia capaz de soportar cualquier cosa, en eso has salido a mí, eres una chica fuerte.

- Dime, ¿Qué es lo que me quieres contar?¿Qué te preocupa? –hice estas preguntas mientras apretaba su mano junto a mi pecho.

- Mira hija, el abuelo no murió en 1954 como todos pensábamos, el abuelo vive…

No le dejé acabar la frase.

-¿Qué estás diciendo abuela?¿cómo lo sabes?

-Déjame continuar, cariño, que me cuesta mucho hablar.-dijo con una sonrisa al ver mi cara- un camarada del PCE me mandó una carta en 1954 diciendo que al abuelo lo habían fusilado cuando intentó cruzar la frontera para reunirse con nosotros, pero la verdad es que la bala no lo mató, lo mantuvo en cama un año, eso sí, pero no lo mató. El compañero eso no lo sabía, sólo sabía que tu abuelo había subido a la camioneta donde los llevaban al monte para fusilarlos.- la abuela hizo un parón, tomó aire y continuó la historia- Todos creímos esa carta y así vivimos durante mucho tiempo. Hace unos años recibí una carta de tu abuelo, me decía que sentía mucho que estuviera casada pero que él no me olvidaba…

-¿El abuelo pensaba que estabas casada? ¡No me lo creo!

- La madre de Matilde le había mandado una carta a su marido diciendo que yo me había casado en 1956, su marido se lo dijo al abuelo por eso el abuelo no dió señales de vida. Según me ha dicho después, él comprendió perfectamente que me hubiese casado y por eso no volvió a España, para no meterse en mi matrimonio…

-Pero que arpía, ¿cómo puede haber gente así, abuela? ¡Es increíble! Pero… ¿Has hablado con el abuelo?

- El abuelo me escribió hace dos años, la carta todavía la tengo en casa, esa y las que han llegado después, me decía que sentía mucho regresar a mi vida a estas alturas pero que por mucho que lo había intentado nunca me había olvidado, que aunque habían pasado cincuenta años me seguía queriendo…en la siguiente carta se arreglaron los malentendidos y nos hemos carteado todo este tiempo.

- ¿No has visto al abuelo en todo este tiempo?

- Bueno, ¿Te acuerdas del viaje que hice el año pasado con el inserso? ¿Que fui a Benidorm?

-Sí, fue en octubre ¿no?

-Sí, ese, pues no estuve en Benidorm, estuve en Toulouse, con tu abuelo y fueron los diez días más bonitos de mi vida, el abuelo está bien con los problemas propios de su edad, pero muy bien y muy joven para la edad que tiene.

-¿Y por qué no nos dijiste nada, abuela, porqué?

-Porque la historia de España me robó media vida al lado de la persona que más he querido en la vida, bueno, la historia de España y la cabezonería de tu abuelo- la abuela soltó una risa- y ahora los últimos años de mi vida los quería disfrutar, disfrutarlos yo sola con él y él también los quería disfrutar sólo conmigo.

-¿Habéis disfrutado todo este tiempo? –dije casi llorando, emocionada por lo que me estada contando.

-Si hija, mucho, he disfrutado mucho, pero también me gustaría que ahora estuviera aquí conmigo, a mí lado y contigo, seguro que os llevaríais muy bien.

Le di un beso muy largo, que duró hasta que oímos que la puerta de la habitación se habría, era mi hermano pequeño con su novia y traían un gran ramo de rosas blancas, las favoritas de la abuela.

Me despedí de la abuela y de mi hermano y fui hacía casa. Mientras conducía pensé en todo lo que me había contado, así que, giré en una rotonda y me dirigí al pueblo, a casa de la abuela. Aparqué junto a la puerta al lado del almendro, subí a la habitación de abuela y comencé a pensar dónde podría guardar las cartas, miré en el armario, en el cajón de la cómoda, en la mesita de noche, en el salón… pero no encontré nada, cuando ya iba a darme por vencida me acordé del baúl que hay a la entrada, junto a la puerta. La abuela nunca nos dejaba abrirlo, aunque no estaba cerrado con llave ni con candado, siempre nos decía que ahí guardaba nostalgias del pasado y que le pertenecían sólo a ella. Nosotros siempre respetamos eso, y nunca, ni mis hermanos ni yo, lo habíamos abierto. Yo ya sabía toda la historia, así que quite el gran macetero que la abuela tenía encima del baúl y lo abrí. Había fotografías antiguas posiblemente de los padres de mi abuela, algunas fotos de mi padre cuando era pequeño, y otra de la boda de los abuelos. También había varios recortes de periódico de los tiempos de la republica y la guerra. En el fondo había un cofre pequeño, color caoba oscura, muy desgastado por su uso, tenía un candado pequeño y una cuerda fina de la que colgaba una llave. Abrí el cofre con la esperanza de que estuvieran las cartas y allí estaban los sobres de diversos tamaños y de diversos tonos amarillentos. Cogí sólo un sobre, estaba dirigida a mi abuela y le di la vuelta para leer el remite y comprobé que era una carta del abuelo ya que su nombre y apellidos coincidían con los que yo conocía.

Al día siguiente, sin decir nada a nadie, cogí el coche y me puse rumbo a Toulouse. Llegué después de casi seis horas, era tarde, así que busqué un hotel y pasé allí la noche. La mañana amaneció soleada y yo estaba tan nerviosa como el día anterior, tras el desayuno le pregunté al recepcionista del pequeño hotel donde había dormido, la dirección que ponía en el sobre. El recepcionista, muy amable, me índico perfectamente. En pocos minutos estaba en la Rue Quai Lucien Lombard, 2, tras aparcar me detuve a comprobar el paisaje, el edificio del abuelo tenía tres balcones, en tres alturas con geranios rosas y rojos, frente al Garona, un río mucho más grande de lo que yo creía.

Se respiraba tranquilidad y eso me tranquilizó a mí. Fui al portal y pulsé el timbre que marcaba el tercer piso. Me contestó por el telefonillo una voz grave castigada por la nicotina y los años.

-Oui?

-Buenos días, soy Teresa Navarro Gil, ¿Vive aquí José Navarro? –dije mientras me temblaba todo el cuerpo.

El abuelo me abrió la puerta del portal antes de colgar el telefonillo, así que puede escuchar un est-ce possible! que no supe interpretar.

El interior del edificio era muy antiguo. Las escaleras eran estrechas y los escalones muy altos. Subí los tres pisos por las escaleras puesto que no había ascensor lo que me hizo parar en el rellano del segundo piso para retomar el aliento.

Estaba ya en el tercer piso cuando escuché pasos procedentes del interior de la vivienda, el abuelo se dirigía hacia la puerta, cuando la abrió y lo vi, todo mi nerviosismo desapareció de golpe. Ante mí tenia a un hombre barbudo de edad muy avanzada, con el pelo teñido de blanco que me recordaba los duros tiempos que le habían tocado vivir. Me había quedado quieta observando al abuelo que nunca había conocido, en casa de la abuela sólo había una foto que recordaba a aquel hombre, no había duda de que era el mismo hombre que yo tenía delante, con cincuenta años más y con los mismos ojos claros y llenos de luces que habían enamorado a mi abuela. Vestía una camisa de cuadros rojos con los puños doblados por debajo del codo y un pantalón negro que sujetaba a su cintura con un cinturón de cuero marrón.

El abuelo fue el primero en hablar:

-¿Eres la nieta de Julia y la hija de Miguel? –dijo el abuelo algo inquieto.

-Sí abuelo soy Teresa.

Me invitó a entrar, su salón estaba presidido por una gran bandera republicana que colgaba de una especie de percha bastante alta. Preparó café y hablamos durante mucho tiempo. Le conté la conversación que había tenido con la abuela el día anterior. El abuelo me agradeció que hubiera ido a buscarle y me dijo:

- ¡Ya es hora de dejar las ideas a un lado! Había prometido que no volvería a España mientras no se reconstruyera la república que nos fue arrebatada en 1936, pero veo que es imposible, que Julia me necesita y yo os necesito a todos.

- ¿Te gustaría regresar conmigo esta tarde, abuelo? – le pregunté sabiendo la respuesta.

- Sí cariño- dijo tomando mis manos entre las suyas.

Hice la comida con el abuelo y después le ayudé a hacer las maletas. No tenía muchas pertenencias, pero tenía muchos libros. Comprobé que era un gran lector, en su librería había libros de todo tipo. Los pusimos todos en diversas cajas de cartón y doblamos las banderas tricolores que decoraban diversos puntos de la casa. Bajamos todo al coche y pasamos toda la tarde hablando, el abuelo me contó su vida y yo la mía, le conté que era maestra y que había estado casada pero ya no lo estaba.

La tarde se había pasado sin darnos cuenta, esa noche la pasé en casa del abuelo. Al día siguiente, muy temprano, tras cargar el coche con todas las pertenencias emprendimos el viaje hacía España.

Durante el viaje hablamos todo el tiempo, quizás intentando recuperar el tiempo perdido. El abuelo me contó cómo había salido de España huyendo del franquismo con un identidad falsa, cómo había sobrevivido en Francia y la época que había pasado en América.

El abuelo había vivido mucho, de eso no había ninguna duda.

Cuando pasamos el túnel del Somport la cara del abuelo se iluminó, una luz se prendió en sus ojos y ya no se apagó. Llegando a Zaragoza me confesó que estaba cansado y nervioso, también tenía miedo por la reacción de mi padre y mis hermanos. Yo le di ánimos diciendo que no se preocupara que la abuela lo quería y yo también y que los demás, antes o después, lo entenderían.

Aparqué frente al hospital, en ese momento, al mirar los ojos de mi abuelo aprecié el temor que me había confesado antes. Estábamos así, mirándonos cuando el abuelo abrió sus brazos y yo entré dentro de ellos. Mientras el abuelo me abrazaba y besaba la cabeza dijo:

-¡Cuánto tiempo he esperado este momento!

- Yo llevo dos días esperando que pasara, abuelo- le contesté mientras se me escapaba alguna lágrima.

Subí con él hasta la habitación, pero no entré. La abuela estaba sola, así que les dejé un rato para que se contaran todo lo que necesitaban contarse.

Yo fui a la cafetería, me tomé un café bien cargado y descubrí que estaba cansada pero feliz. Feliz por recuperar a mi abuelo y feliz porque fuera un hombre tan cuerdo, comprometido y fiel a sus ideas.

Había pasado una hora, así que subí a la habitación 625. La abuela tenía la sonrisa en la mirada y la mano del abuelo enlazada con la suya. Yo estoy en proceso de divorcio con mi marido y al ver la escena se me escapó una lágrima, tal vez de envidia.



martes, 25 de mayo de 2010

ASÍ SOY

...una canción te describe.




A veces, mirando nubes me marcho lejos, a veces, lo tengo todo y no me entretengo.

A veces, cuando estoy triste, por todo lloro, me miro dentro y no me conozco.

A veces, sin darme cuenta, me engancha el odio, la mala yerba y el mal de ojo.
A veces, entrego todo y me sabe a poco, no quiero que el corazón se me quede corto.

Ya sé que, si lo pretendo, no tengo aristas, pero si cambio... no soy yo misma.

No quiero pasar de nada. No me conformo con ver la vida desde aquí arriba.


Así soy, ni más ni menos, más o menos, como todos. Así soy, y así me acepto. Así soy, y así me quiero, aunque a veces no me entiendo...

martes, 18 de mayo de 2010

QUÉ GANAS DE VERANO

...hago mías unas palabras de Elvira Lindo.





Qué ganas, qué ganas de quitarme los calcetines, las medias, qué ganas de llevar gafas de sol, qué ganas de beber cañas a la una del mediodía, qué ganas de ebber cañas a las ocho de la noche, ante de cenar, qué ganas de cenar en una terraza, nada, unos pinchos, una cosa sencilla para compartir, tortilla, eso, tortilla de patata, y jamón, ¡eso, jamón con tomate!, y croquetas, qué ganas de tomarme un granizado de limón mientras voy de paseo, qué ganas de llagar a Borja y ver el sol ponerse por el moncayo, qué ganas de pasear por sus calles, ir a la peña, de excursión, de picnic, a la bolera, al Santuario. Qué ganas de cenar con las amigas ¡¡y de merendar!! Qué hartura de chaquetones, de abrigos, de jerseys, de calcetines... Quiero que me de el aire en las piernas, quiero ver piernas y brazos desnudos, y tomar el sol, y tomarme dos copas de más y bajarlas a fuerza de conversar y de volver a casa paseando... qué ganas de verano, os lo juro.

viernes, 14 de mayo de 2010

CAFÉ CÓMPLICE

...llega a la cita.




Marisa se sube la cremallera del abrigo que se compró el invierno pasado y sale de casa veinticinco minutos antes. Los días normales sale con el tiempo justo, con la tostada todavía en la boca, la mochila de su hijo sobre un brazo y las llaves del coche en la otra mano.

Desde que se separó dispone de dos fines de semana al mes para ella sola, por eso hoy sale con tranquilidad de casa y por eso también, hoy desayunará en la cafetería mientras ojea los periódicos. Desde que se casó había olvidado el placer que sentía al leer los periódicos a la vez que se tomaba el café. Pero desde que su marido se fue con una chica diez años menor que ella, ha retomado esta costumbre. Eso sí, solamente los fines de semana alternos.

Cuando entra en la cafetería, el camarero, siempre atento, le tiende el periódico. Él no sabe cómo se llama su fiel clienta de los fines de semana alternos, pero precisamente por esto, y porque no lleva alianza, intuye que está separada. De todo esto se fijó hace ya dos meses. Ya sabe como quiere el café, por eso ella no lo pide cuando entra, no sabe cómo se llama su camarero, no habla nunca. Pero está contenta de que la conozca, de que le sirva el café como a ella le gusta, muy caliente y con una nube de leche fría.

Siempre la misma rutina, pero desde hace dos meses él le sonríe más y ella le devuelve la sonrisa.

Cuando hoy Marisa ha vuelto a la cafetería de la esquina en busca de su periódico y de su café, se lo ha vuelto a encontrar detrás de la barra, con la misma sonrisa de alguien que está esperando verla pero que no sabía con certeza si llegaría a su cita.

Le ha tendido el periódico, como siempre. Pero esta vez mucho más nervioso, aunque Marisa no se haya dado cuenta. Marisa siempre comienza a leer el periódico por atrás y él lo sabe. Por eso, cuando ha llegadoa la sección del tiempo se ha encontrado un papelito que decía: ¿te gustaría cenar esta noche conmigo? La frase iba acompañada de un número de teléfono. Al levantar la vista, ha visto la sonrisa de su camarero más iluminada que nunca, ella le ha devuelto la sonrisa. En ese momento, el alegre camarero ha sabido que esta noche no cenaría solo.

viernes, 7 de mayo de 2010

LA GRANDES ME MARCA

...es su cumple. ¿Cómo felicitarla? Lo mejor, desde aquí!!!


Punta Candor, una de sus playas de Rota.


A veces hay personas o situaciones que se presentan en nuestras vidas sin más y de pronto, adquieren un protagonismo que nunca habríamos imaginado. Eso fue lo que me pasó con Almudena. Esta escritora madrileña, de la que yo sólo sabía que Ana Belén había leído un libro suyo, me apareció de la mano de Sabina. Y así, de un día para otro y sin saber muy bien porqué, me empezó a interesar todo lo que contaba (que no era moco de pavo!!).
Me emociono, gracias a ella, con la época que le tocó vivir a mis abuelos. Me emociono, con sus pequeños relatos de Pepe y Valentina que espero cada domingo con tanto entusiasmo como el desayuno. Me emociono al ver como ella se emociona y lucha por las causas que merecen la pena ser luchadas. Ojalá ella pueda saber hasta qué punto ha influido en que escuche la radio, me apasione la lectura y sus autores, adore la poesía y sobre todo a Luis Gª Montero y a Ángel González. Me ha enseñado a querer y a comprender mejor a ese “equipo” que un día tuvo España, desde que la escuché hablar, me hice mas “hincha”. Coincido con ella en muchísimas cosas, pero discrepo en una. A ella no le gusta la iglesia, de todas formas, esto también me gusta de Almudena.
A pesar de esta diferencia, de alguna manera, la quiero y la necesito.
Necesito sus relatos, sus novelas, sus manifiestos, sus entrevistas… Porque ella, con su voz gruesa, hace que abra los oídos y el corazón ante Salinas o que llore con un poema de Don Antonio Machado. Por ella, conozco a Matilde Urrutia o a Constancia de la Mora. Por ella aprendí la historia del Paseo de la Castellana. Por ella, he viajado a Rota, he conocido sus playas y su gente sin moverme del sofá. Por ella, tengo unos pendientes tricolores que, como ella, sólo utilizo en momentos especiales. Por ella escucho a Leonard Cohen y me gusta mucho más Chavela Vargas. Por ella, quiero a Madrid y a San Isidro, el santo fiestero y perezoso, como lo describe. Por ella, lloré con una película y por ella, también, admiro a Fernando Fernán Gómez. Sin saberlo, me enseñó a querer a mucha gente como a Don Benito Pérez Galdós.
Lo que escribe me sirve para definirme y crecer, para comenzar a escribir y para saber con más certeza que mi corazón, al igual que el suyo, está a la izquierda.



MUCHISIMAS FELICIDADES ALMUDENA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

lunes, 3 de mayo de 2010

VOLVEMOS EN SEPTIEMBRE

...todo acaba.


Zacutikas, en septiembre nos volveremos a encontrar para escribir otras fiestas, otro capítulo de risas y amistad. Aún nos queda mucho que decirnos, mucho que hablar y compartir. Mientras tanto, un pedazo de mí se queda en esa terreza, en esa ventana, en esa habitación de paredes naranjas y también se queda con vosotras.
Perdonad por el sentimentalismo y buenas noches.

jueves, 29 de abril de 2010

BORJA TIENE UN COLOR ESPECIAL

...empiezan las fiestas.


Queridas amigas, Borja nos vio nacer y nos unió. Ahora, todos los años nos buscamos fielmente en sus fiestas. Eso nos ayuda a compartir sueños, cervezas, utopías, bailes... canciones. En fiestas he conocido a gente con quien he tomado copas, hablado y bailado. En fiestas nos convertimos en una familia, en una tribu, ¿cómo decirlo mejor?... nos convertimos en un clan!!!!
A las Zacutiko nos une la fuerza de sentirnos iguales y diferentes al mismo tiempo. La fuerza para buscar otras cosas, huir de lo convencional y de aspirar a lo diferente.
Hace unos días comprobé que Borja olía a fiesta. Ahora, hoy, de manos de las Zacutiko también compruebo, una vez más, cuales son los colores de la fiesta.

QUÉ OS PARECE???? ABRIMOS POR FIESTAS???? YO CREO QUE SÍ, NO?????


FELICES FIESTAS!!!!!!!!!!!!!!!!!

miércoles, 28 de abril de 2010

DESEO INCONSCIENTE

...Ismael Serrano te sorprende.



Quizás les haya pasado en alguna ocasión. Quizá, alguna vez, caminando por la calle, les pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo. Apenas fue un instante. Un breve destello de luz. El suficiente para dejar una quemadura en la retina y en el alma, el suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera sintiéndote a contracorriente de todo. Sin saber muy bien qué hacer o qué decir. Y se le llena a uno la cabeza de recuerdos. Y el caso es que no estás seguro de que se trate de esa persona porque… primero fue, como digo, un breve instante, y en segundo lugar, porque hace tanto tiempo desde la última vez que os visteis que… todos hemos cambiado en este tiempo. Y tú también, aunque a veces te niegues a reconocerlo. Y está bien que así sea. El caso es que así, entonces uno queda dudando en mitad de la acera pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo. Quiero decir que quizá, sí se trate de esa persona pero a lo mejor no, a lo mejor uno lo desea tanto que lo inventa entre la gente. Desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo. Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente, quizá no sea eso. Quizá sea un deseo inconsciente y uno sólo quiere encontrarse para decirle cualquier tontería, quizás para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que éramos eternos e invulnerables, quizás sólo para decir: ¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo?¿Qué fue de nosotros?¿Qué ha sido de mi?

martes, 27 de abril de 2010

UN HONOR PARA MI

...hace un año que ya no está.


Jose Manuel Montorio "Chaval"


Sólo quiero agradecerte los muchos honores que he recibido de tu parte.

El honor de encontrarme entre tus amigos, con lo que eso significaba para ti y con lo que tu valoraste siempre la amistad.
El honor de haberte encontrado tantas veces.
El honor de que me eligieras como confidente de tus últimas confidencias.
El honor de haberte escuchado narrar tu vida, sin galones, como sólo los grandes saben hacerlo.
El honor, en fin, de haberte conocido, de haberte respetado, de haberte querido, de haberte admirado, de haber sido una de los tuyas, de saber que gracias a ti, mi tierra, que es la tuya, es un poco más grandes y más libre, de saber que gracias a tu vida el mundo es más hermoso.
El honor de sentir que he compartido mí tiempo con un elegido tocado por el dedo de la sabiduría
y la magia de la historia.


GRACIAS POR TODO

miércoles, 14 de abril de 2010

CON ESPERANZA Y GRATITUD

...brindas: Salud y un poco de república.


Hace unos años escuché en la tele a alguien que decía que España no era un país normal. Entonces no lo entendí, ahora comprendo. Hace algunos años, pero no muchos, hubo gente que murió por la libertad de este país. Por querer empujar a España hacía la libertad, una libertad truncada un 18 de julio. Hubo tanta gente que murió!!!!! Los que no murieron entregaron toda su vida hasta hoy. Eso he tenido la suerte de conocerlo en primera persona. Otro día os hablaré de él. Todavía hay gente que está luchando por eso hoy.
Muchos murieron, otros se marcharon y otros se quedaron. Estos últimos fueron los que peor lo pasaron. De todas formas todos fueron olvidados. De eso se encargó el sistema. En el 78 tras la aprobación de la constitución tampoco se acordaron de ellos. Hoy 14 de abril de 2010, cuando la mayoría de las instituciones también se olvidan de ellos, a mí me gustaría decirles un profundo GRACIAS desde lo más hondo de mi corazón.
Ahora también comprendo y estoy totalmente de acuerdo con quien dijo que España no era un país normal, si lo fuera, hoy seria fiesta nacional.

miércoles, 24 de marzo de 2010

MOMENTOS (míos, tuyos, nuestros...)

...llega una tormenta.



En Madrid llueve. Llueve mucho. Con la luz de los relámpagos y el sonido de los truenos de fondo escucho a Chavela Vargas. Con la canción En un mundo raro pienso en el amor y en la soledad. ¿Qué seria de mi vida sin amigos? Para mí, para mi vida, para llegar a ser quien soy y quien seré, son fundamentales. No podría vivir sin ninguno de ellos. Sin los que veo cada día, sin los que veo cada semana, sin los que veo cada mes... Chavela no habla de amistad, habla de amor, pero ¿puede haber amistad sin amor? ¿y amor sin amistad?
A veces pienso en la gente que está sola, en la gente que no puede coger su teléfono buscar en la agenda y dar al botón verde solamente para decir: "Hola, ¿qué tal estás?". Me gusta abrir el messenger hablar con cualquiera que tengo en la pestaña de "amigos" y qué despué me digan "me ha gustado hablar contigo!! a ver si nos vemos más!!". Ojalá todo el mundo tuviese esa suerte. Encontrar una pareja es importante, tan importante es ser el hombro donde tu pareja se apoye como que tú te puedas apoyar en ese hombro. El amor se basa en eso en dar y recibir. Hay veces que estás sola y esos momentos son supernecesarios. Yo los llamo momentos mios. Me gustan esos momentos pero siempre que pueda coger el móvil y llamar o abrir el messenger y chatear. Mirad qué curiosas son las cosas, ha acabado la canción de Chavela y ahora suena en mi habitación y en medio de la lluvia Hoy he vuelto a ver a un buen amigo, mi colega de siempre, ese que nunca se olvida ...

domingo, 14 de marzo de 2010

YA LLEGA LA PRIMAVERA Y LA SANGRE ...

...te tomas un café.



Estamos en la última semana del invierno pero este sol y el cielo claro me recuerda que es verdad, que la primavera esta próxima. El botar de una pelota de baloncesto también me recuerda que el frío se irá dejando paso al sol que calienta y al cielo azul. Si Madrid tiene algo especial para mí eso es su cielo, y los seguidores de este blog lo sabeís bien. La primavera a parte de llegar a "El corte inglés" también llega al espíritu de la gente. Las personas estan más contentas, más positivas tal vez. Todo esto facilita la relaciones entre las personas. Sobre esto hablaba ayer con mis amigas mientras tomábamos un café e intentábamos descubrir qué era lo ideal.
Yo personalmente llegué a la conclusión de que lo ideal sería "quitarnos", de alguna manera, el pudor. No sé cómo explicarlo sin parecer demasiado frívola. Aunque creo que debería ser mas frívolos y quitarnos los temores propios de otras épocas. Quizás debería ser capaces de pasarlo bien con alguien sin esperar nada más que pasar un buen rato y retenerlo en nuestra memoria como tal, como un grato momento y nada más. Quizás esto fuera lo ideal no lo sé, lo que sí sé es que es muy díficil de lograr. Ya que esto se rompería en el momento en que un miembro de pareja quisiera algo más del otro.En ese momento cualquier vínculo entre ellos cambiaría inmediatamente y por consiguiente esa amistad que siempre debiera estar presente se rompería. No sé si logro explicarme. Quizás estos pensamientos sean propios de alguien que ya está de "vuelta" de todo o que ha sufrido mucho en el amor. Yo, que no he sufrido demasiado y que todavía estoy caminando hacia no sé muy bien donde, puede que no este muy deacuerdo con estos pensamienpos, puede... es todo tan complicado.

jueves, 11 de marzo de 2010

LO QUE RESUENA EN MI CABEZA

... sin darte cuenta, OYES!!!!!




Alguien me preguntó una vez qué era lo que resonaba en mi cabeza, en ese momento no supe muy bien que decir.
Hoy, en este tiempo de silencio, al cerrar los ojos veo la casa de mis abuelos y resuena en mis oidos una frase "oír, ver y callar".
Ahora que estoy callada contemplando este cielo gris, mira por donde, me doy cuenta que también... ¡¡¡OIGO!!! Se oyen los pájaros, sí, son pájaros. En este día tan nublado y tan lluvioso también hay pájaros y eso hace que en mi cabeza resuene, con más fuerza que nunca, la voz de mi abuelo diciendo esas tres palabras y al mismo tiempo veo la sonrisa cómplice de mi abuela guiñandome un ojo.

lunes, 8 de marzo de 2010

HISTORIA VALIENTE

...una historia te sorprende.



El otro día escuché una historia que me conmovió alguien la contaba aunque no a mí. Yo la recogí y la escribí. Ahora todos la vais conocer a esta gran mujer.
A los dieciocho se enamoró locamente de un señor que pasaba los veranos en su pueblo, él estaba casado tenia cuarenta años y dos hijos. En agosto se enteró que estaba embazada pero el hombre ya se había ido a Madrid con su familia. Ella nunca más lo volvería a ver. En principio se asustó mucho y sólo le confió su secreto a su mejor amiga, pero después inevitablemente tuvo que contárselo a sus padres. Su familia era burguesa e insistieron mucho en saber quién era el padre, insistían e insistían pero ella nunca lo dijo.
No había pasado ni una semana y sus padres ya habían organizado todo para mandar a su hija con las monjas. La intención de ellos era que nada más tener al niño fuera dado en adopción y que ella volviera al pueblo y siguiera con su vida, sin que nadie se enterara nunca de nada.
La vida en ese sitio era un infierno y ella no quería dar a su niño en adopción, así que estando de seis meses decidió escaparse. No tenía dinero, ni casa a la que ir para pedir ayuda. Estaba sentada en un banco cuándo se le ocurrió llamar a la única amiga a la que había confiado su secreto. Su amiga le apoyó, le mandó dinero, todos sus ahorros. Con ello pudo empezar una nueva vida, sin decirle nada a sus padres. Estando de ocho meses aparecieron y volvió con ellos al pueblo. Allí tuvo a su hijo pero no tardó en regresar a Madrid para empezar de cero, sin dinero, sin trabajo, sin casa…pero con su hijo.
Ahora su hijo, que se llama Jaime, tiene treinta años. Y esta mujer, tiene una nieta de dos.
Ojalá supiera su nombre para ponerlo aquí, por desgracia no lo sé, lo que sí que sé es que esta historia merecía la pena ser contada.

viernes, 26 de febrero de 2010

NECESIDAD DE RECUERDO

... sientes que necesitas a esa persona que ya no esta.



Llego, me siento, me pongo a pensar... y no logro saber si tu sigues ahí o te marchaste hace ya mucho tiempo. A veces hablo contigo sin saber si tú me escuchas, otras te dedico una canción cariñosamente escogida para tí, y lloro. Vuelvo a leerte en voz alta aquel poema que tanto te gustaba, y vuelvo a llorar, como si me siguieras siendo fiel, como si siguieras estando puntual en nuestra cita.
Me suelo hacer la loca y disimulo, porque no quiero pensar, que, a lo mejor estoy hablando sola. Porque no quiero, ni puedo imaginarme que no estas conmigo. Si estas ahí, por favor, hazme una señal de vez en cuando. Porque con etas frase robada, cuando los ojos no ven el corazón siente celos, se describe lo que siento.

jueves, 18 de febrero de 2010

PREGUNTAS

...te surge una pregunta.




Desde el momento en que nos despertamos por la mañana hasta que nuestra cabeza se posa sobre la almohada por la noche, nuestra vida esta llena de preguntas. Algunas, la mayoría, son fáciles de responder y se olvidan enseguida. ¿Qué tendré hoy para comer? ¿llegará puntual? ¿Qué habrá esta noche en la tele? Otras preguntas son más díficiles de hacer, tal vez, porque tenemos miedo a la respuesta. ¿Qué pasara mañana? ¿es feliz? ¿cuándo acabará esa guerra? Cuando nos hacemos estas preguntas tan complicadas a veces obtenemos respuestas ¿Y qué sucede cuando obtenemos la respuesta que esperamos? Bueno... entonces tenemos un pequeño momento de felicidad.